El Día Internacional de la Mujer, celebrado cada año el 8 de marzo, es un momento para que mujeres y hombres en el mundo celebren el papel de la mujer en todas las áreas del cometido humano que producen cambios positivos, armonía social y posibilidad de mejoramiento general de las condiciones de vida de nuestra generación y de generaciones futuras.
Sobre el 8 de marzo existen diversas versiones. La más conocida es la de un incendio ocurrido en una fábrica textil de Nueva York en 1857, donde habrían muerto quemadas las obreras que hacían una huelga. Según la historiadora canadiense Renée Côté, no existen pruebas documentales de que un incendio de esas características se produjera ese año, ni que ese hecho fuera el motivo para establecer una jornada internacional de las mujeres.
Las investigaciones de historiadoras feministas, señalan que lo que pasó en 1857 fue, en verdad, la realización de una marcha convocada en el mes de marzo por el sindicato de costureras de la compañía textil de Lower East Side, de Nueva York, que reclamaban una jornada laboral de sólo 10 horas.
Diez años después, en 1867, también en el mes de marzo, tuvo lugar una huelga de planchadoras de cuellos de la ciudad de Troy, en Nueva York, quienes formaron un sindicato y pidieron un aumento de salarios. Después de tres meses de paro, las huelguistas se vieron obligadas a regresar al trabajo sin haber logrado su demanda.
La historia del 8 de marzo está cruzada por situaciones y hechos que muestran un escenario más complejo y rico en acontecimientos marcados por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio femenino, las pugnas entre socialistas y sufragistas, y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Los orígenes del Día Internacional de la Mujer están ligados a los partidos socialistas de Estados Unidos y Europa, en particular al protagonismo de las mujeres del Partido Socialista Norteamericano que, desde 1908, instauraron unas jornadas de reflexión y acción denominadas Woman's Day. La primera tuvo lugar el 3 de mayo de 1908, en el teatro Garrick de Chicago, con el objetivo central de hacer campaña por el sufragio y contra la esclavitud sexual.
De esta manera, el Día Internacional de la Mujer surge para hacer propaganda a favor del sufragio femenino, para defender los derechos laborales de las trabajadoras y manifestarse contra la guerra.
En el Día Internacional de la Mujer, recordamos los éxitos alcanzados por numerosas mujeres a lo largo de la historia, de la “liberación” de la mujer. Nos alienta ver cada vez más mujeres en posiciones de liderazgo en el escenario nacional e internacional. Finalmente, hemos ido adquiriendo mayor conciencia y apreciación por las contribuciones de heroínas anónimas cuyos nombres tal vez nunca llegaremos a conocer, trabajadoras de salud, profesoras, líderes de la comunidad, madres, hijas, hermanas, políticas, quienes lenta y humildemente contribuyen sus granos de arena diarios a una causa más grande que ellas mismas, motivadas por la convicción de que lo que hacen será en beneficio de todos. Por esto, tenemos una deuda de gratitud y reconocimiento. Les debemos mayores oportunidades para la toma de decisiones y realización personal. Les debemos nuestro compromiso de apoyarlas en sus esfuerzos para superar los logros de generaciones anteriores respecto a la calidad y la cantidad de sus contribuciones.
Sobre el 8 de marzo existen diversas versiones. La más conocida es la de un incendio ocurrido en una fábrica textil de Nueva York en 1857, donde habrían muerto quemadas las obreras que hacían una huelga. Según la historiadora canadiense Renée Côté, no existen pruebas documentales de que un incendio de esas características se produjera ese año, ni que ese hecho fuera el motivo para establecer una jornada internacional de las mujeres.
Las investigaciones de historiadoras feministas, señalan que lo que pasó en 1857 fue, en verdad, la realización de una marcha convocada en el mes de marzo por el sindicato de costureras de la compañía textil de Lower East Side, de Nueva York, que reclamaban una jornada laboral de sólo 10 horas.
Diez años después, en 1867, también en el mes de marzo, tuvo lugar una huelga de planchadoras de cuellos de la ciudad de Troy, en Nueva York, quienes formaron un sindicato y pidieron un aumento de salarios. Después de tres meses de paro, las huelguistas se vieron obligadas a regresar al trabajo sin haber logrado su demanda.
La historia del 8 de marzo está cruzada por situaciones y hechos que muestran un escenario más complejo y rico en acontecimientos marcados por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio femenino, las pugnas entre socialistas y sufragistas, y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Los orígenes del Día Internacional de la Mujer están ligados a los partidos socialistas de Estados Unidos y Europa, en particular al protagonismo de las mujeres del Partido Socialista Norteamericano que, desde 1908, instauraron unas jornadas de reflexión y acción denominadas Woman's Day. La primera tuvo lugar el 3 de mayo de 1908, en el teatro Garrick de Chicago, con el objetivo central de hacer campaña por el sufragio y contra la esclavitud sexual.
De esta manera, el Día Internacional de la Mujer surge para hacer propaganda a favor del sufragio femenino, para defender los derechos laborales de las trabajadoras y manifestarse contra la guerra.
En el Día Internacional de la Mujer, recordamos los éxitos alcanzados por numerosas mujeres a lo largo de la historia, de la “liberación” de la mujer. Nos alienta ver cada vez más mujeres en posiciones de liderazgo en el escenario nacional e internacional. Finalmente, hemos ido adquiriendo mayor conciencia y apreciación por las contribuciones de heroínas anónimas cuyos nombres tal vez nunca llegaremos a conocer, trabajadoras de salud, profesoras, líderes de la comunidad, madres, hijas, hermanas, políticas, quienes lenta y humildemente contribuyen sus granos de arena diarios a una causa más grande que ellas mismas, motivadas por la convicción de que lo que hacen será en beneficio de todos. Por esto, tenemos una deuda de gratitud y reconocimiento. Les debemos mayores oportunidades para la toma de decisiones y realización personal. Les debemos nuestro compromiso de apoyarlas en sus esfuerzos para superar los logros de generaciones anteriores respecto a la calidad y la cantidad de sus contribuciones.
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